El Festival de Arte Sonoro Indígena tuvo lugar el fin de semana pasado en Puerto Iguazú, donde no sólo se cumplió con la Ley 27.539 que regula la participación de artistas mujeres y personas de identidad de género autopercibido, sino que dejó un inicio de reparación histórica hacia nuestras culturas ancestrales, invisibilizadas hasta hace poco tiempo.

Así pasaron por el escenario del Centro de Convenciones, decenas de voces, cantos e instrumentos que contaron la historia de un país plural a miles de vecinos y turistas que se acercaron a disfrutar del Festival de Arte Sonoro Indígena, además de la X Feria de Artesanías Misioneras -FAM-, en la ciudad de Puerto Iguazú.

Voces y culturas ancestrales

Lola Bhajan, del mundo queer a la copla
“El canto ancestral tiene mucho que ver con el mundo queer, porque son dos comunidades o grupos que han sido perseguidos por igual”, contó horas antes de subir a escena la coplera y cantante porteña y trans Lola Bhajan. “Para mí no deja de ser raro eso de ser invitada a este festival. Porque nadie te pregunta si sos indígena. Pero sí: lo que hago tiene que ver con eso”, cuenta Lola.

Lorena Carpanchay, de los valles calchaquíes a los escenarios
El recorrido artístico de Lorena Carpanchay transita casi en sentido inverso al de Lola Bhajan. “Vengo de los Valles Calchaquíes, en Cafayate, Salta. Mi canto es ancestral: viene de varias generaciones, llevo en el alma lo que es cantar con caja”. Explica que en Salta es muy común cantar coplas, en una marcada, en una señalada, en un carnaval.

Sin embargo, el sonido de la tierra no le bastaba al inicio de su adolescencia y a los 13 años partió en tren a la casa de una tía en Buenos Aires, aún sin haber terminado la primaria. Allá la recibió la gran ciudad: trabajó en lo que pudo e hizo “su transición”. Cuenta que muchas veces pasó hambre. En el 86 quiso regresar a su tierra y no fue fácil. “No era tanto como ahora, que uno se puede expresar. Capaz por verte afeminado te llevaban preso. Y a mi familia le costó; incluso hasta hoy mi mamá me llama por el nombre que ella me puso. Pero yo los entiendo, sé que no voy a cambiar su forma de pensar así nomás”.

La voz de los pueblos en sus mujeres
Otras artistas también expresaron su alegría de estar en el festival. De sangre tehuelche y mapuche, Carina Carriqueo utilizó el canto y algunos relatos para representar a su pueblo. “Esto es un gran paso para la reparación histórica que necesitan todas las primeras naciones de Argentina. Sirve para reivindicar a nuestros hermanos y hermanas, para que se sepa que tenemos muchísimo arte, muchísimo para decir y mostrar… y para crear una sociedad mejor y realmente integradora “.

Con respecto a las situaciones de violencia que atraviesa su pueblo, expresó que “lo que vengo haciendo en estos últimos conciertos es dedicarles cantos de cuna, los cantos de una machi, que para nosotros son muy importantes. Con el canto abrimos conciencia”, aseguró esta artista, reconocida tanto por su trabajo vocal como por sus relatos. Sus inicios fueron en el quinteto vocal “Chacayal”, allá por el 2002, “y fue Jorge Sánchez quien me animó. Empecé con el thail, el canto sagrado que es a capella, después sumé el ülkantun, que se acompaña con un instrumento”. Hace unos pocos años que “se largó sola” a la escena, como difusora de la cultura mapuche. Asimismo, desde 2021 coordina el Ciclo de Músicas Originarias en la Biblioteca Nacional, que se propone “poner en valor la cultura originaria”.

En escenario, Mariana Carrizo agradeció a la realización del festival, deseando “que sea el nacimiento de algo más grande”. La coplera de los valles calchaquíes de Salta contó que ella (como tantos otros artistas originarios) cantó “desde que era un proyecto. Cantaba coplas con mi abuela cuando pastoreábamos ovejas en los cerros. Luego esa cima han sido los escenarios… y ustedes la inmensidad que me acompaña”.

“Lo que hago, lo que vengo haciendo hace años es transmitir el canto qom, la memoria colectiva de mi pueblo. Y es algo muy emocionante estar acá, ojalá esto siga. A nosotros nos da la oportunidad de encontrarnos, darnos un abrazo”, dijo Ema Cuañeri. La cantante, artesana y narradora qom recordó que en los años 2001, 2002 y 2003 “se hizo en Formosa un Encuentro de Pueblos Originarios, al que vino gente de todo el mundo: de Canadá, de Alaska y de otros puntos. Pero luego de eso no se hizo más nada. Ojalá esto siga. Que resurja lo nuestro y que se haga oír el canto nuestro. Que nuestra lengua siga viva, la de los qom, pilagá, wichí”, apuntó. Con más de 38 años de trabajo como docente en su comunidad, a 10 kilómetros de la capital formoseña, Ema dice sentirse reconocida. Sin embargo “hay que seguir haciendo, trabajando para el reconocimiento, no a mi persona, sino al pueblo en general”.

 

El festival ancestral, fue organizado por el Instituto Nacional de la Música (INAMU), junto al Ministerio de Cultura de la Provincia de Misiones, y contó con el apoyo de la Municipalidad de Puerto Iguazú y el Ministerio de Cultura de la Nación.